Las fiestas son una buena oportunidad para visitar la ciudad de Valencia, los locales y los extranjeros. La ciudad no se ilumina demasiado – lo deja para las Fallas de primavera – pero nos sorprenden los mercados, el ayuntamiento y las fallas principales que rivalizan en revestir de ingenio la celebración de la Navidad.
El Mercado Central muestra, por supuesto, una escena de mercado ambientada en la Belén de tiempos de Jesús, el mercado de Colón, en cambio, nos seduce con un Pesebre con globos de artesanía iluminados.
El ayuntamiento, en su flamante salón de espejos, se engalana con un escenario navideño con la perspectiva de las calles estrechas de la Tierra Santa, el sonido en el quinqué de los artesanos, el tintineo de las esquilas de los rebaños, los puestos de frutas y verduras callejeros, y el fondo de las montañas, los palacios en el desierto y a la derecha la gruta en la que Jesús viene a la Tierra según los evangelios.
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