La seda vuelve a la actualidad gracias al proyecto lanzado por China  bajo el nombre de “La Nueva Vía de la Seda”. Una “cintura, una strada, un cinturón o vía terrestre y una strada o camino” que vuelva a impulsar el “viejo camino medieval de comerciantes que unía Pekín con Europa”. Y Valencia merece estar en ella por tradición e historia.
La seda los romanos la concebían unas veces derivadas de un animal, otras de un vegetal. Y la atribuían a los “pueblos de la Seda”. El término alemán Seidenstrasse fue acuñado por el geógrafo alemán Richthofen en el 1877 al designar las rutas de caravanas y comerciales que unían Asia oriental con la cuenca mediterránea.

La UNESCO declaró Valencia como Ciudad de la Seda en el 2016. En el mes de junio, y durante 5 días, la ciudad acogió II Encuentro Mundial de este material, y al que acudieron representantes de los 42 países “que apuestan por dar valor a este patrimonio universal”.

Un reconocimiento merecido al papel que tuvo esta fibra natural en la evolución y riqueza de la ciudad y su entorno desde que empezara su relación allá por el S.VIII. Fue en ese periodo y bajo la expansión del islamismo en la Península, cuando Valencia recogió la tradición del cultivo de las moreras y el gusto por la confección de prendas de calidad de la nueva cultura que dominaba sus tierras.

Cuando llegó el cristianismo, Valencia no le dio la espalda a este tejido y se continuó con dicho arte. Su esplendor llegaría en el S.XV, siendo uno de los pilares que permitieron al Reino de Valencia vivir su ‘Siglo de Oro‘ cultural, social y comercial. Fueron años del Gremio de artesanos y la construcción de la Lonja de la Seda o Mercaderes, donde se comerciaba ante todo con este producto precioso venido de Oriente.

La importancia fue tal que, pasados los años y ya con Carlos III en el trono de España, el mismo monarca, amante de este tejido, volvió a darle un empujón a su importancia nacional y eligió la ciudad de Valencia para que se potenciara su fabricación y comercialización. Incluso, mandó realizar un estudio del mismo en la Academia de Bellas Artes San Carlos.

La Seda sigue presente en la ciudad

En la actualidad, son las fiestas patronales de San José y las Fallas, las que mantienen ese arte de la confección con la seda. La tradición de catorce siglos queda reflejada en cada una de las comisiones falleras y sus desfiles. La Ofrenda es un gran escaparate para volver a ver este tejido formando preciosos trajes regionales.

Y el turista que aterriza en la ciudad en meses que no sea marzo, pueden seguir contemplando el hermoso idilio que mantienen Valencia y la seda, visitando el barrio de Velluters (terciopeleros en valenciano). Un rincón de la ciudad que fue el centro neurálgico del comercio de la seda, y que cuenta con edificios emblemáticos de la época. Itineris Valencia tiene una ruta por todos ellos.

Una ruta que  empieza desde el Ayuntamiento, y toma el rumbo hacia la Casa del Arte Mayor de la Seda. Luego luego pasa por un Palacio singular del siglo XVII que guarda la memoria de los maestros genoveses y valencianos que crearon patrones y diseños para mujeres elegantes, nobles importantes y clérigos de rango.

Después, a través del Mercdo ce Mercado Central, con sus especias que nos recuerdan al Oriente misterioso, entraríamos en la Lonja de Mercaderes que nos evoca el ajetreo de la compra y venta de este suave tejido en un palacio gótico, especie de gema artística y único en el catálogo UNESCO de Patrimonio de la Humanidad.

Todo inspirado en la novela, ganadora del premio nacional María Zambrano de la Uned 2017, “La espectadora de los días”.

Promoción visita a la Casa del Arte Mayor de la seda

y la Lonja de la seda.

Dos monumentos necesarios que todas las Fallas de Valencia deberían conocer.

Visita guiada por un especialista en historia de la seda.

Desde 15€ por pax, precio de grupo: entradas a la Casa del Arte Mayor de la Seda y Lonja de la Seda incluidas. Asistencia a la sesión del artesano sedero: “Cómo se tejía la seda de forma manual en nuestra tradición artesana”.