Ruta de la Seda

Lonja de Valencia

El salón de actos del Jardín Botánico aparecía lleno hasta rebosar para asistir a la conferencia “El Largo hilo de la Seda” a cargo de Eduardo Martínez de Pisón y Sebastián Álvaro, su discípulo, ambos responsables de la serie “Al filo de lo imposible” de Televisión.

La vida es riesgo

Rutadelaseda

Pakistán es el país más peligroso del mundo según informes de los organismos de seguridad y, sin embargo, es el país que ama Martínez de Pisón y ha visitado más de veinte veces para estar en contacto con la ruta de las ideas que movieron los contactos entre Oriente y Occidente, y viceversa desde el siglo III ac. hasta la actualidad con alguna interrupción medieval.

En tiempos pasados llegaban las ideas religiosas, los secretos como la porcelana, el té o la seda, los comerciantes como Marco Polo, Ruiz González de Clavijo o Huan Zuan, hoy por la ruta nos llega a nosotros el petróleo mientras nosotros llevamos las armas.

Montañas enormes de 2500 km de amplitud, desiertos inabarcables como el de Gobi, ciudades con torsos de esculturas helenísticos coronadas de cabezas de Buda con rasgos orientales. El largo hilo de la seda se extiende hasta ciudades como Samarkanda, Palmira y llega hasta el Mediterráneo donde a través de los árabes la conocieron ciudades como Murcia, Granada, Córdoba y hasta Asturias o Canarias, siempre a través de la centralidad de Valencia en esta ribera del Mare Nostrum.

El camino es largo

La ruta de la seda fue iniciada por Alejandro Magno cuando abrió el camino de occidente hasta el Pakistán actual en su conquista relámpago hacia el 329 a.C-326 aC. El continente euroasiático conocía la primera globalización de la historia con la mayor extensión de mundo conocido hasta el descubrimiento de América.

Se abría así una ruta de comercio que aprovecharían los romanos como sucesores de Grecia para crear vías de comercio con Oriente, del que venía la seda, la porcelana y las especies a través de ciudades puente como Palmira, reciéntemente destruida, o Petra, hasta Constantinopla como centro del mundo.

En la Edad Media fueron las pequeñas comunidades judías desparramadas por este camino las intermediarias del tráfico comercial con ciudades como Bagdad, El Cairo, Damasco y Esmirna

El tráfico se interrumpió durante los años 1200 y 1500 debido al imponente imperio mogol que ocupaba el Asia Central, parte convertido al islam y otra con creencias ancestrales relativamente impregnadas de budismo. Es el tiempo de las difíciles expediciones de Marco Polo y su padre desde Venecia con su libro de mercaderes que hoy llamaríamos de estudio de mercado a mediados del siglo XIII, para crear una alianza entre el Gran Khan y los países cristianos contra el Islam. Todavía en 1406 Ruy González de Clavijo realiza a Tamorlán, el Gran Mongol, para hacer pinza a los turcos que se presagiaban como la pesadilla occidental hasta la batalla de Lepanto.

En la actualidad, la ruta atraviesa países que buscan abrirse paso hacia una paz siempre difícil en medio de conflictos culturales, religiosos y políticos como Irán, Irak, Siria o el Líbano.

Por todo ello, la ruta de la seda con su sede en Valencia quiere lanzar un mensaje de paz, esperanza, relaciones culturales y diplomáticas en tiempos de conflicto. Donde nosotros fuimos vistos como “demonios extranjeros” y la intervención de occidente parece dejar en nada la crueldad atribuida a los mogoles, como afirma José Luis Sampedro.

La suave seda en Valencia

Las mujeres de Valencia son las más bellas, elegantes y hermosas que se conozca, porque los tejidos de oro y la seda bordada con oro y plata y le terciopelo carmesí les son tan comunes como el terciopelo negro y la seda en nuestro país. (A. de Lalaing, 1501)

En Valencia la ruta de la seda comienza por el barrio de Velluters donde vivieron los genoveses y trajeron a su patrono san Carlos Borromeo, a miles de telares llegaba la mercancía comprada en la Casa de Contratación y emitían un ruido continuo y enfervorecido por el esfuerzo en la fabricación de las vistosas telas con que se vestían los príncipes y nobles. Numerosas tiendas de artesanos y modistos del barrio del Mercat confeccionaban los vestidos femeninos de jóvenes vestidas como una diosa, de seda y argentería, y de los jóvenes tocados de primavera.

En la Lonja se compraba la seda en bruto aportada por las alquerías de la huerta de Valencia, desde Alboraya hasta Carcaixent fabricada pacientemente por los gusanos de seda alimentados de hojas de morera. Las mujeres y los niños contribuían de este modo a la economía doméstica.

Más adelante, la Torre de santa Catalina que “es Valencia”, la de los mercaderes, en su centro perfecto de la plaza Redonda, se compraban los complementos del atavío principesco.

Y se paseaba los domingos en el entorno de la Plaza de la Virgen y la catedral, camino a la Alameda donde se celebraba el Carnaval.

La iglesia de san Juan del Hospital guardaba el recuerdo de los caballeros medievales que partieron hacia Oriente, custodios de aquel sagrado Grial anhelado, con recuerdos del discípulo amado y de la Magdalena, y la cifra de un viaje interior bien logrado.

El viaje es arriesgarse, las puertas están abierta

Porque el viaje es entusiasmo, pasión, varias cosas que comprende la ruta de la seda, viajar es enriquecerse, te alimentas espiritualmente, es la suma de muchos viajes.

Hay que ir allí, hay que vivirlo, contarlo, lo contrario es no arriesgarse

Te seguiremos informando de nuestra aventura. La ruta de la paz, la ruta de las ideas, en Valencia 2016, donde el amor vence al orgullo.

Las puertas se nos abren:

“Esta, Ergila, es Valencia / la puerta es esta de Quarte.

/ Aquí dio Venus a Marte / una divina influencia”. (Lope de Vega).

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