LA ALBUFERA: DISFRUTE DE LOS VALENCIANOS

Realizamos con Itineris una visita a la Albufera y el Palmar un grupo de amigos del tiempo de la escuela. Salimos los diez amigos del Mercado de Colón con un microbús. Algunos no se veían desde hace 40 años, pues ya estaban a la mitad de la cincuentena.

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La barca con cervecitas y aperitivo de tapas

 Nuestro anfitrión, Paco nos esperaba en la gola de Putxol con una espléndida barca de paseo, llamada albuferenc, para un espléndido trayecto por el lago. Como el timonel salido de una novela de Joseph Conrad, conocimos al tío Voro, un hábil barquero, conocedor como nadie de la Albufera y antiguo calafate, es decir, constructor de barcas del lago desde el puerto de Catarroja.  Su barca, de fabricación propia,  tenía preparada un excelente aperitivo de quesos del país junto con aceitunas, papas y anchoas, regadas con cervezas y refrescos helados. Voro nos deleitó con su conocimiento de las aves migratorias y de las fochas, y a su voz las ánades reales, cual animales domésticas, acudían en vuelo rasante hacia la barca, atraídas por la familiaridad con que este simpático barquero las alimentaba de su mano..

El tio Voro

El trayecto fue más largo y diferente de lo habitual. Nuestra barquita enfiló la acequia del Racó de l’Olla con su reserva de aves marinas, hasta unirse con la sequieta y la sequia gran casi en la desembocadura de El Perellonet. En el trayecto Voro nos habló delos primeros “turistas” que vinieron a la Albufera. Lo hacían desde el cercano pueblo de Torrente,  con el fin de  recoger un tipo de cañas con las que se fabricaban las escobas tradicionales o graners desde el siglo XIX hasta mediados del XX. Los torrentinos o granerers como se les conocía, se desplazaban en una barca que se llamaba de Ravachol entre 1899 y 1957. Su recorrido partía del puerto de Catarroja, y atravesando la laguna de la Albufera llegaba hasta el Perelló, atravesando el célebre Tancat de la Pipa . Un tancat equivale a un espacio cerrado para el cultivo del arroz, inundado por el lago.

Además de transmitir su ciencia lacustre y de aves acuáticas, Voro realiza actividades para parejas o grupos como puestas de sol, merienda cena, paseo romántico, y fotografías de bodas.

La barraca de eventos y la barraca musical

Llegamos finalmente al embarcadero de la barraca de Fermax, como se conoce a los dueños de esta barraca, restaurada y que sirve actualmente para catering de eventos privados en un espacio encantado.

Antes de descender, le comento a Voro la anécdota del propietario de una barraca que daba conciertos de música clásica a finales de julio de cada año y los visitantes acudían a escucharlo en noche de luna llena con las tradicionales barcas del lago o albuferenc. Se trataba, como recuerda la memoria lacustre del tío Voro , de la casa del tancat del Campot, conocida como del abogado o senyoret, procedente de Sollana, y amante de la música clásica en su descanso. Lo mismo que nuestro amigo Alfredo, como sabio corifeo, nos ha conduce a los más íntimos secretos de la naturaleza en su alquería o masía de Sacarés o Zacarés, en el tancat del mismo nombre.

Mariano, Maestro paeller: aperitivo y paella espectacular

Sobre las 2,15 de la tarde, desembarcamos en la barraca, con su paellero a leña, su hermosa barraca cuyo atrio cubre una enorme cristalera, las vistas del huerto valenciano que la rodea y  la puesta a punto de la paella por Mariano, nuestro cheff de cocina. Atacamos feroces nuestro aperitivo de esgarraet, tomate valenciano con salazones y cebolla en vinagreta y el llega majestuoso plato principal de paella de pollo y  pato, de un gusto exquisito potenciado por su ambiente natural, donde nació un día de la sabia combinación de los maestros arroceros.

Bella puesta de sol

Al atardecer salimos de nuevo a la terraza cubierta de césped y compartimos un delicioso gin – tonic mientras recordamos anécdotas de juventud, de ese tiempo en que la felicidad consistía en pocas cosas importantes y bien trabadas: los amigos, la naturaleza, los recuerdos, los sabores auténticos. Regresamos con el autobús a Valencia, a solo 10 kilómetros, donde guardamos sabores en los labios y sonrisas en la memoria: el recuerdo de las cosas compartidas. Regresamos con el autobús a Valencia, a solo 10 kilómetros, aún en los labios y en la memoria los sabores del recuerdo de las cosas compartidas. Aquí os dejamos la galería de fotos,

José Vicente Niclós

www.itinerisvlc.com